Cuando el cuerpo habla: la Perspectiva Sistémica en psicosomática
La elaboración de una redefinición supone la identificación del simbolismo del síntoma y la amplificación de éste, de modo que se constituya en una metáfora del problema familiar. Estos mitos nacen y se organizan en el curso de la crónica de la familia. Historias que brotan de la familia de origen de cada cónyuge y crean en la familia nuclear una red complicada de significados trigeneracionales. Muchas veces, anteriormente de estas familias se encuentran acontecimientos traumáticos de duelos precoces o no elaborados, abandonos y separaciones prematuras; por ende, el tema de la "pérdida" es central y se asocia a vivencias sentimentales de intensa angustia.
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Las emociones desagradables, como la tristeza, el temor, la furia, causan reacciones físicas, al tiempo que, por el contrario, las conmuevas agradables potencian la salud orgánica de la persona. Los enfrentamientos sentimentales juegan un papel importante en la causa de ciertos trastornos físicos. Los eventos y situaciones que se presentan en la vida de un individuo tienen la posibilidad de ocasionar un agobio interno severo que ayuda a la manifestación de trastornos físicos. Indagaciones detallan que las emociones fuertes y los enfrentamientos emocionales desarrollan alteraciones físicas y funcionales. Las microexpresiones (muestras breves de emoción en la cara), los movimientos con las manos y la posición se registran en el cerebro humano prácticamente de inmediato, aun en el momento en que un individuo no es consciente de haber percibido nada. Por tal razón, el lenguaje corporal puede influir fuertemente en de qué forma se percibe a un sujeto y de qué forma este, por su parte, interpreta la motivación, el estado anímico y la apertura del resto.
¿Cómo se reprimen las emociones?
En ocasiones el malestar físico o sentimental no se disminuye de manera rápida y solo podemos transitarlo de la mejor forma viable. Asimismo vienen a consulta cuerpos que llevan sus fabricantes de exitación que guardan huellas de besos intensos de pasiones cariñosas. O fabricantes corporales que identifican, que tienen una historia que les antecede, son aquellas cicatrices que han podido cerrarse y que recuerdan que se ha vivido. Esas personas que hayan crecido en un ambiente donde apenas existía la transmisión de calidez y aprecio a través del contacto físico (caricias, abrazos, etc.) es posible que hallen mucho más dificultad para desarrollar una relación efectiva con los mensajes del cuerpo.
Algo que Levinas me ha enseñado es que el interminable debate sobre si la psicoterapia es una ciencia o un arte empalidece frente dado que es una situación ética que uno adopta en la presencia de otro humano. El cuerpo nos charla con apariencia de síntomas físicos en el momento en que tenemos conflictos sentimentales no resueltos. Los dolores y anomalías de la salud anatómicos tienen la posibilidad de ser una manifestación de nuestras emociones y pensamientos más profundos. Es primordial no descuidar los puntos psicológicos en el tratamiento de las afecciones psicosomáticas y buscar un enfoque integral que aborde tanto los síntomas físicos como las conmuevas subyacentes.
En ocasiones, tenemos la posibilidad de intentar ocultar nuestras conmuevas con el lenguaje verbal, pero nuestro cuerpo revelará la verdad. Por ejemplo, si alguien dice estar bien pero tiene los brazos cruzados, una observación evasiva y una posición tensa, es probable que en realidad esté ensayando irritación, ansiedad o disgusto. Revela por ende, un nudo de padecimiento en el que se intersectan biología y emotividad, relaciones entre personas y reglas de un contexto en el que se lleva a cabo. Mucho más que una fallo que hay que arreglar, el trastorno psicosomático se transforma en un indicio de un malestar que antes que nada hay que entender, y que hace referencia no solo al sujeto portador sino más bien al contexto al que forma parte.
Muy buen libro, a veces decía cosas muy obvias y se hacia pesado pero esta muy bien explicado y da ejemplos que te ayuda ha comprenderlo mucho mejor. Ingresando a través del mismo canal que utiliza el sistema –el analógico-, la meta del trabajo con estatuas consiste en explorar "lo no dicho", aquello que la familia no revela de sí, es decir, la imagen mítica compartida que el sistema tiene de sí. Tenemos la posibilidad de decir que a esta altura nos encontramos al nivel de Lacan con Freud, de una primera etapa en la enseñanza de Lacan, donde lo que prima es lo simbólico, el lenguaje, por sobre lo imaginario y lo real. Es mucho más, el cuerpo es ahora mismo un concepto que cae bajo la égida de lo simbólico.
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Su énfasis en que hay que atender al cuerpo también aportó a la psicoterapia una inmediatez observable, y por tanto enseñó mucho a los terapeutas Gestalt sobre de qué forma hacer uso de la situación que se encuentra en la sesión de terapia. Para Reich, el paso siguiente era una vigorosa intervención para relajar la energía acumulada que ahora permanecía congelada en las configuraciones caracteriológicas del cuerpo. Tales cuestiones nos recuerdan que hay otra concepción del cuerpo que ingresó la Terapia Gestalt a lo largo de su formulación temprana. Esta visión alternativa viene de la fenomenología existencial y supone un crecimiento hacia un concepto muy diferente del lugar del cuerpo en la terapia. Como Merleau-Ponty resumió, en la perspectiva fenomenológica el énfasis se encuentra en la contribución creativa que el que siente hace de toda experiencia vivida, "la percepción ya es expresión" (Merleau-Ponty, 1970, p.6). El cuerpo fenomenológico, de cuando en cuando llamado "el cuerpo vivido", es más un proceso o un flujo que una cosa, un fluctuante y subjetivo paisaje, como una pintura que el artista va revisando de un momento a otro. Entonces, ¿en qué lugar deja esta historia al ya pobre y maltrecho cuerpo humano en la terapia Gestalt?
